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El honor de un escocés

"Los McEntrie nº 4"

Ewan es el pequeño de los McEntrie, quizá por ello siempre ha estado en un segundo plano y se ha dedicado a observar a sus hermanos y a aprender de ellos. Le gustan los animales en general, aunque siente un afecto especial hacia los caballos, claro. Siempre ha sabido lo que quería hacer en la vida y cuando por fin consigue que su padre le dé permiso para ir a la mejor escuela veterinaria de Inglaterra se siente realizado por completo. Aunque a sus hermanos no les parece que esté realizado del todo y no se privan de decírselo.
«—¿Quieres ser un novato en tu noche de bodas? —Lachlan fue el que preguntó y por su expresión no le parecía una buena idea—. ¿En serio no piensas hacerlo antes de casarte?
—Te arrepentirás —dijo Caillen.
—Puedes estar seguro —afirmó Kenneth.
—¿Sabes cuántas cosas pueden salir mal? —Lachlan de nuevo.
—Uy —se rio Kenneth—, muchas, hermanito».

Bonnie es la hija pequeña de Bhattair MacDonald. Su pasión son los libros, sabe cuántos hay en la biblioteca de los McEntrie y todos los que le falta por leer. Cuando regresa de la Academia Robertson, a la que ha podido asistir gracias a Elizabeth, ya no es la muchacha desgarbada y tímida que se marchó, ahora es una jovencita de lo más interesante, aunque le sigue gustando contarlo todo.
«—Hablo del color de los vestidos, la mayoría escoge el azul casi siempre.
—Creía que era el blanco.
—No, el blanco es el que más destaca, pero el más usado es el azul.
—Tú llevas un vestido rosa —señaló él.
Bonnie se miró con disgusto.
—No me han dejado elegir.
—¿Cuál habrías escogido?
—El rosa —dijo divertida por marearlo».
Un McEntrie y una MacDonald, ¿qué podría salir mal?

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El demonio de las Highlands

Los McEntrie nº 3

Kenneth es un McEntrie, pero a veces se siente como un bastardo. Es un gran jugador y nada propenso a la ternura. A la hora de querer es más un puercoespín que un perro faldero y lo más bonito que le ha dicho nunca a Rowena es que es una bruja.

«—Es usted estúpida —la cortó una vez agotada su paciencia—. Haga lo que le dé la gana, pero luego no diga que no la advertí.

—¡No me hable! —exclamó furiosa golpeando el suelo con el pie—. Ni me mire cuando pase a su lado. Es usted una persona horrible.

Se apresuró a subir a su caballo y sin decir nada más se alejó de allí al galope.

—Estúpida engreída. Bruja arrogante. ¡Maldita idiota! Ya te lo encontrarás, y yo estaré ahí para reírme.

Siguió maldiciendo entre dientes sus buenos deseos el resto del camino».

Rowena Sinclair es la hermana de Aileen y detesta profundamente al hombre que evitó que emparentasen con los McEntrie, quitándole así la posibilidad de pertenecer a una familia que sí merecía la pena.

«—Yo solo puedo juzgar las relaciones humanas basándome en aquellas que he vivido. Veamos: tengo desprecio, rechazo, sumisión… No, amor no tengo. —Negó con la cabeza con expresión cínica mientras miraba de nuevo por la ventana—. Ahora en serio, disculpe el tono amargo de mi charla, será la luna que me pone melancólica. Quiero un matrimonio en el que no haya posibilidad de acabar odiándonos o sufriendo. Por eso no puede ser Liam Fraser, ni Caleb Anderson, Miles Robertson…

Siguió enumerando candidatos en un murmullo ininteligible y Kenneth apretó los labios, molesto. ¿Tantos nombres había que descartar? O era muy arrogante o tenía a todo Lanerburgh haciendo cola. Sacudió la cabeza y apartó la mirada con un repentino malhumor».

Un demonio y una bruja ¿puede haber una combinación más explosiva?

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El destino de Caillen

Los McEntrie nº 2

«Caillen McEntrie tenía muy buena memoria. Este era un hecho fehaciente que corroboraría cualquiera que lo conociese. Recordaba cosas que habrían pasado desapercibidas para cualquiera: El aroma de la brisa al colarse por una ventana el día en que Alana murió, el color del cielo el día en que Daphne bajó del carruaje y lo vio asomado a la ventana. El olor de la hierba mojada sobre su tumba… Ese tipo de cosas. Aunque no era eso lo único que era capaz de memorizar con una precisión matemática».

Augusta O’Sullivan es la mejor amiga de Kenneth. Bueno, la única, para ser precisos y eso, lejos de favorecer a sus intenciones va totalmente en contra de ellas. Augusta, además, le tiene miedo a los caballos y ¿qué podría haber peor que eso para un McEntrie? Cualquier cosa que tenga que ver con un McDonald, es cierto.

«—A veces me maravilla tu capacidad para menospreciarte.
—Soy realista.
—Eres estúpida, eso eres —dijo la otra visiblemente enfadada.
—Gracias, eso me ayudará a no menospreciarme».

Un misterioso mendigo, una joya robada, los MacDonald creando problemas y nuestros protagonistas intentando seguir el camino que les dicta su corazón. ¿Preparadas para una nueva aventura?

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El rescate de Highlander

Los McEntrie nº 1

Lachlan es el cuarto de los hijos de Craig McEntrie. Es metódico, estoico y el mejor domador de caballos de las Highlands. Lleva una vida apacible, tiene una familia poco usual y un corazón hecho pedazos, gracias a quien fue su prometida dos años atrás y a la indiscutible colaboración de su hermano Kenneth.

«—¿Por qué haces esto, Lachlan? ¿Por qué sigues viniendo a buscarme?

El otro no respondió y mantuvo la mirada fija en el camino.

—Deberías dejar que me molieran a palos o que me cayera del caballo cuando estoy borracho, aunque me rompiese el cuello. Tú no deberías preocuparte por mí.

—Deja de hablar, me das dolor de cabeza».

Enid Greenwood tiene un problema: se enamora y se desenamora más rápido de lo que galopa. Su debilidad son los caballos y los hombres prohibidos o poco aconsejables, y de ambas cosas va a encontrar en abundancia en el castillo de los McEntrie y sus alrededores.