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Portada Una navidad con Las Wharton

Una navidad con Las Wharton

Las Wharton 7

William vuelve a Londres para casarse antes de Navidad y se encuentra con que Elinor Wharton ha decidido organizar una comida navideña muy especial en la que los novios estarán también incluidos.

Mientras Emma pasa las Navidades con Elizabeth en Escocia, las Wharton se reúnen para disfrutar de una celebración muy especial.

Si te quedaste con ganas de saber qué fue de William y Bethany disfrutarás con esta novela corta.

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Portada de La decisión de Elizabeth

La decisión de Elizabeth

Las Wharton nº 6

«—Por cierto… —William movió la copa en su mano lentamente—. ¿Quién es ese Dougal que las acompaña? ¿Qué podéis contarme de él?

Alexander y Edward se miraron un instante antes de volver a fijar la vista en William.

—Es una larga historia —dijo Alexander.

—Necesitaremos más vino. —Edward se levantó para coger otra botella».

Cuando Elizabeth y Meredith llegan a las Tierras Altas de Escocia, escoltadas por el hijo mayor de los McEntrie, no son muy bien recibidas. Elizabeth no es legalmente una Wharton y Bhattair y su familia se encargarán de dejarlo claro del modo menos sutil posible.

«—Bhattair tiene miedo —dijo Elizabeth como si acabara de darse cuenta.

—¿Miedo? —Meredith se giró para mirarla interrogadora—. ¿Miedo de qué?

—De lo que quiere tu abuelo de ti. Y ahora que lo sé, me muero por saberlo yo también. ¿Tú no?»

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Portada de Impetuosa y rebelde

Impetuosa y rebelde

Las Wharton nº 5

«—¿Cómo sabes tú todas estas cosas? No, no me contestes, prefiero no saberlo.

El barón era consciente de que Edward y Alexander estaban a punto de jalearla y no era eso lo que le convenía a su hija.

—No tiene nada que hacer, señor —apuntó Alexander conteniendo una sonrisa—. Está claro que Elinor venía mucho mejor preparada que usted a este combate.

—Esos luditas harían bien en incorporarte a sus filas —añadió Edward y Frederick lo miró con severidad.

—Solo hace falta que vosotros la alentéis.

—Dios me libre —dijo Alexander haciendo un gesto con las manos en señal de excusa.

Edward, en cambio, siguió sonriendo con aquella expresión admirada. Las mujeres fuertes eran su debilidad».

Elinor no puede mostrarse indiferente ante las injusticias ni ante la desgracia de sus semejantes, sin importar que esos «semejantes» vivan en casas lujosas o en las que Daniel Woodhouse construyó para sus trabajadores.

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Portada de La aventura de Harriet

La aventura de Harriet

Las Wharton nº 4

«…no temáis por mí, el capitán Chantler es un caballero y me tratará como merezco. Siempre he querido vivir una gran aventura, me he estado preparando para ello todos estos años, y me temo que esta es mi última oportunidad antes de tener que casarme. Perdonadme si os he asustado al desaparecer así, pero estoy segura de que de otro modo no me habríais dejado.

Vuestra hija, hermana, sobrina, cuñada y amiga que os quiere,

Harriet.

Pd.: Elinor, por favor, no te cases con Colin en mi ausencia».

Harriet siempre ha querido vivir una aventura, se ha estado preparando para ello y lleva consigo su arco y su jō, armas que maneja con maestría. Pero no siempre las cosas salen como una espera y no es esta la aventura que ella había planeado.

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Portada de No tendrás mi corazón

No tendrás mi corazón

Las Wharton nº 3

«—¿Entonces cómo hay que llamarlo? ¿Príncipe regente? ¿Su alteza el Príncipe regente? —Harriet hacía una reverencia cada vez que mencionaba a Jorge IV.

—Tranquila, no vas a tener ocasión de llamarlo de ninguna manera —respondió Elinor mientras terminaba de colocar sus libros.

—¿Para qué te has traído todos esos libros?

—¿Para qué crees tú? Para ponérmelos en la cabeza y caminar como una estúpida no, desde luego».

Caroline sabía que necesitaba tiempo para recuperarse del golpe que le supuso la traición de Nathan y Edwina. Pero cuando le dijeron que necesitaría tiempo para ello no se imaginaba que iba a ser arrinconada como una silla rota que ya no sirve para nada. Porque ella no tenía nada roto. Bueno, sí, el corazón, pero eso no afectaría en nada a su capacidad para sonreír, fingir interés o danzar cuando un caballero tuviese a bien proponérselo. El problema es que no se lo proponía ninguno.

«—William también es un amigo de la familia. ¿Por qué no puedo ir con él y contigo sí?

—Porque conmigo estarías completamente a salvo —dijo en un tono irónico que no dejaba lugar a dudas—. No me interesan las niñas mimadas que solo saben llamar la atención pataleando. Y, si me permites un consejo, diría que cualquier cosa que te diga Elizabeth, deberías tenerla en cuenta. Es una mujer razonable e inteligente. Podrías aprender mucho de ella».

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Portada de Escrita en tu nombre

Escrita en tu nombre

Las Wharton nº 2

«Lady Wharton tenía dolor de cabeza, como siempre le sucedía tras los primeros días en Londres. El ajetreo, el ruido y los imprevistos le provocaban un molesto dolor en la nuca. Aun así, le gustaba recostarse en el sofá mientras sus hijas parloteaban revoloteando por el salón de mañana».

Emma es la mayor de las Wharton y ha crecido ocultándose de las miradas ajenas con vestidos de cuello cerrado y mangas largas. A Emma le gusta escribir y ha utilizado sus letras para vengarse de Edward Wilmot, el hijo bastardo del conde de Kenford. Pero la joven Wharton no ha tenido en cuenta a quién se enfrenta y sus actos van a tener consecuencias del todo inesperadas para ella y para todos los que la rodean.

«—Gracias, señor Wilmot, ha sido usted muy amable por traerme a casa y por evitar que hiciera el ridículo más espantoso. Buenas noches.—Puede llamarme Edward —dijo él sin borrar aquella terrible sonrisa que le gustaría tanto arrancarle de un puñetazo.—Gracias, señor Wilmot —repitió con cinismo—. Espero que no volvamos a vernos durante el verano y, una vez terminado, tampoco».

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Portada de Amor ciego

Amor ciego

Las Wharton nº 1

«El barón Frederick Wharton leía una carta de su buen amigo Thomas Crawford, en la que le narraba las preocupaciones que le provocaba su hijo James, capitán del ejército de su majestad. Mientras, sus cinco hijas, su hermanastra y su esposa debatían intensamente sobre si era mejor ir a Londres el sábado o esperar hasta el martes siguiente para asegurarse de que no eran las primeras en llegar a la ciudad».

Katherine es la segunda hija del barón y ha crecido escuchando alabanzas sobre su extraordinaria belleza, pero ni una mención a su inteligencia, cultura o buen carácter, por lo que ha llegado a la conclusión de que la belleza es su único don y debe sacar partido de ella. Tras una exposición de su padre sobre la herencia y sus posibilidades, Katherine reunirá a sus hermanas en su dormitorio para compartir con ellas su plan.

«—Tenéis que ayudarme a hacer una lista de candidatos.

—¿Candidatos para qué? —preguntó Harriet.

—¿Para qué va a ser? —Elinor miraba a su hermana como si no diese crédito—. Para casarse, tonta».