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Portada de Retando al destino

Retando al destino

Anna es una bibliotecaria que vive con su amigo Pablo en el centro de Madrid. Un día Pablo le pedirá que le acompañe a la fiesta de las bodas de oro de sus abuelos y allí conocerá a su primo Julio, que le hará una propuesta laboral que no podrá rechazar.

Los libros antiguos son para Anna un atractivo irresistible, pero si a eso añadimos una trágica historia de amor contada a través de unas cartas ocultas entre sus páginas, un palacio impresionante, nuevas amigas y unos ojos marrones con destellos rojizos…

Nada volverá a ser igual para la joven Anna, que descubrirá emociones que nunca había experimentado y aprenderá que, para ser dueña de su vida, tendrá que retar al destino.

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Una proposición en Navidad

Jane Bradford vive en Nueva York.

Jane es diseñadora de juguetes para una empresa surcoreana.

Y Jane odia la Navidad.

No es fácil que te guste una fecha que cada año te recuerda el día en el que descubriste a tu prometido dándose el lote con otra, justo una semana después de encontrar el vestido de novia perfecto.

Pero lo que Jane no sabe es que este año la Navidad va a ser muy diferente para ella.

Alguien tiene una proposición que no podrá rechazar.

Un personaje de serie coreana, una ayudante de Santa Klaus y el regreso a casa para Nochebuena.

¿Qué puede salir mal? ¿Podrá el amor superar las barreras de Jane?

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Portada de Un lugar donde quedarme

Un lugar donde quedarme

Felicia Harbord no puede tener hijos y hace un pacto con su hermana, Jillian, para que le entregue en adopción al bebé que está a punto de nacer. A cambio los Harbord se harán cargo de la manutención y educación de los cuatro hijos de Jillian, sacándolos de la precaria situación en la que viven y que los aboca a la miseria. Pero Felicia nunca ha tenido a su cargo a ningún ser humano y teme que sea una tarea demasiado ardua, de manera que convence a su hermana para que le entregue también a una de las niñas, Tracy, que a sus nueve años ya está acostumbrada a hacer de niñera de los pequeños.

Tracy recibirá una buena educación y tendrá acceso a todas las comodidades que los Harbord pueden proporcionarle, pero su tía no dejará que olvide que no es más que una protegida.

La constante atención de su primo Nathan y el enorme cariño de su hermano Harry la ayudarán a soportar el abandono de su familia, hasta que llegue el momento de tomar las riendas de su vida.

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Portada de Vestida de otoño

Vestida de otoño

Catherine nunca había tenido miedo. Se mueve en un mundo en el que hasta hace poco las mujeres solo desfilaban, pero aprendió a desenvolverse con soltura y a ganarse el respeto de sus iguales, gracias a su madre.

Brett Wenham es un hombre al que no le gustan las complicaciones. Fuerte y un poco rudo, ha probado lo de escalar hasta la cima y ya sabe que prefiere estar en tierra firme.

Brett no necesita una Catherine en su vida, pero el destino va por libre y mueve sus fichas como le da la gana.

Y hay un asesinato. Y una testigo. Y una tienda de antigüedades en un pueblecito de Carolina del Norte.

Muchas cosas van a cambiar para esta diseñadora de moda y no todas van a ser buenas, pero de lo que puedes estar segura es de que esta historia acaba bien. Para algunos.

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Portada de Una isla para Leah

Una isla para Leah

Todo el mundo hace caso a Leah. Es la mayor de tres hermanas y han tenido que crecer sin padre. A pesar de lo mucho que eso le afecta, cree tenerlo todo controlado y consigue centrarse en su sueño y trabajar duro para poder cumplirlo. Pero una inesperada carta la obliga a viajar lejos de su hogar y a instalarse en una isla.

La presencia de los hermanos Adams en ese lugar hace que todo a su alrededor se tambalee y que se vea obligada a enfrentarse a una verdad para la que no está preparada.

Jayden, misterioso, oscuro y atractivo, pone su mundo patas arriba y hace que todo sea mucho más difícil para ella.

¿Logrará descubrir lo que esconden sus perfectos ojos? ¿Cómo hará para seguir teniéndolo todo controlado?

«¿Tendrán piano? La gente rica siempre tiene un piano de cola en el salón. No me he fijado en si los Whitby tenían uno. Mira que soy lerda, no me he fijado en nada, cuando mamá me pregunte por la casa solo voy a ser capaz de decir que es grande. ¿Grande? Es el puto palacio de Sissi emperatriz».

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Portada de El momento perfecto

El momento perfecto

Después de un tsunami solo puedes recoger lo que queda en pie. Si te dejan, claro.

Lexie y Owen tienen dos hijas. Decir que son adorables es quedarse corto. Megan es capaz de arreglar la salsa de los espaguetis, cada vez que su madre la quema por estar trabajando en sus álbumes de scrapbook. Y Amy puede encontrar cualquier cosa que Lexie pierda. por muy bien que se esconda. De verdad, cualquier cosa.

Los golpes inesperados hacen más daño porque la pillan a una sin poder defenderse, pero, como ya hemos dicho, los tsunamis…

Sin tiempo ni ganas de lamentarse las tres meterán todo lo que tienen en su viejo coche y emprenderán un viaje de regreso allí adónde Lexie juró que no volvería jamás. Idea de Megan. Y todo el mundo sabe que si es de Megan será buena idea.

«—¿Cómo va esto? —preguntó sosteniendo la taza unos segundos antes de dejarla en su platito—. ¿Nos contamos lo felices que hemos sido y lo bien que nos va todo, como dos desconocidas, o pasamos de eso y somos sinceras la una con la otra, como si aún fuésemos amigas?».