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Impetuosa y rebelde

Las Wharton nº 5

Elinor no puede mostrarse indiferente ante las injusticias ni ante la desgracia de sus semejantes, sin importar que esos «semejantes» vivan en casas lujosas o en las que Daniel Woodhouse construyó para sus trabajadores.

«—¿Ruby está de acuerdo en que la utilices?

—No hago semejante cosa. Somos amigas.

—¿Amigas? —Soltó una carcajada—. ¿Y ella lo sabe?

—Por supuesto que lo sabe. El domingo voy a ir a tomar el té a su casa.

Henry no daba crédito, sus ojos seguían riéndose aunque su boca se hubiese quedado abierta y enmudecida.

—No pongas esa cara, yo llevaré los pastelitos.

—Ah, bueno, si tú llevas los pastelitos es otra cosa».

Elinor lo tiene claro, ni Henry Woodhouse ni ningún otro la apartará de su propósito y si para ello tiene que aceptar las condiciones de Colin y asistir a todo baile y evento que se organice esa temporada en Londres, lo hará con tal de no acabar sometida a un hombre.